H. Cd de Chihuahua.– Por tercer año consecutivo, la Comunidad Jesuita en México y la Parroquia de San Francisco Javier llevaron a cabo una jornada conmemorativa en honor a los sacerdotes Joaquín Mora y Javier Campos, asesinados en 2022 en la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique. Las actividades iniciaron la mañana de este jueves 19 de junio en el paraje “Las Cruces”, en Pitorreal, Bocoyna, donde fueron encontrados sus cuerpos junto con el de una tercera víctima. Desde ahí partió la tradicional Caravana por la Paz.
Decenas de personas, en su mayoría a bordo de camionetas adaptadas para los caminos de la Sierra Tarahumara, participaron en el homenaje. “Es un acto de respeto, de recuerdo y de clamor por la paz”, señaló el padre Javier Ávila. La caravana recorrió varias comunidades, con paradas simbólicas en San Rafael, Bahuichivo y una ermita antes de llegar a Cerocahui, donde las y los matachines danzaron como expresión de oración y respeto.
Durante el recorrido, los vehículos se adornaron con banderas blancas, globos y mensajes alusivos a la paz y a la memoria de los sacerdotes, considerados por muchos habitantes como defensores y benefactores de la Sierra Tarahumara. En cada comunidad visitada, los pobladores se sumaron con muestras de cariño, rezos y música tradicional.
La jornada de este jueves concluye con el rezo del Santo Rosario a las 8:00 de la noche y una velación que se extenderá durante toda la noche, hasta la mañana del viernes 20 de junio, fecha central de la conmemoración. Para ese día se contempla la celebración de la Sagrada Eucaristía y la inauguración del Museo de la Memoria a las 10:00 de la mañana. A las 3:00 de la tarde, las campanas de la parroquia repicarán en señal de luto.
El padre Ávila detalló que también se bendecirá un oratorio conmemorativo dedicado a los padres Joaquín y Javier, así como al padre Lara, quien ha acompañado durante años a las comunidades de la región. Al finalizar los actos litúrgicos, se compartirá una comida comunitaria, cerrando así una conmemoración que, más allá del duelo, se ha convertido en una manifestación colectiva de fe, memoria y esperanza.
