El conflicto entre Israel e Irán ha escalado significativamente desde mediados de junio de 2025, con ambos países involucrados en un intercambio diario de ataques con misiles y drones.
La situación ha generado una creciente preocupación internacional ante la posibilidad de una escalada regional.
Israel lanzó una ofensiva inicial contra instalaciones nucleares y militares iraníes el 13 de junio. Esta acción desató una serie de represalias por parte de Irán, que respondió con el lanzamiento de misiles y drones contra territorio israelí, provocando bajas y heridos.
En respuesta a los ataques iraníes, Israel ha llevado a cabo nuevas ofensivas. Estas han tenido como objetivo lanzadores de misiles y depósitos de almacenamiento, buscando neutralizar la capacidad de respuesta de su adversario en un conflicto que se mantiene activo.
El enfrentamiento ha causado daños significativos en la infraestructura de ambos países. Además, ha resultado en numerosas bajas, incluyendo personal militar y civiles de ambas partes, lo que subraya la gravedad de la confrontación y sus consecuencias humanitarias.
La comunidad internacional observa con alarma la evolución de este conflicto, que podría desestabilizar aún más la región.
El temor a que la situación escale y se convierta en una guerra de mayor envergadura es una constante en los análisis de diversos organismos y naciones.