Una red de túneles secretos bajo las calles de Londres, utilizados durante la Segunda Guerra Mundial como centro de espionaje y comunicaciones, será transformada en una de las atracciones más singulares de la capital británica. El proyecto, aprobado recientemente por las autoridades locales, convertirá el histórico subsuelo del área de Holborn en un museo de inteligencia, un memorial interactivo y el bar subterráneo más profundo del mundo.
Ubicados a 30 metros de profundidad y construidos en 1940 ante el temor de una invasión nazi, los túneles nunca fueron usados como refugios antiaéreos, pero sí sirvieron como base secreta del Ejecutivo de Operaciones Especiales (SOE), una unidad de espionaje clave durante la guerra. Fue aquí donde, según los impulsores del proyecto, el oficial naval Ian Fleming habría encontrado inspiración para crear al icónico James Bond. “Este realmente es el Departamento Q de James Bond”, afirmó Angus Murray, director ejecutivo de The London Tunnels.
Tras la guerra, los túneles fueron ampliados y utilizados como una central de comunicaciones seguras, incluso alojando la línea de teléfono rojo entre el Pentágono y el Kremlin durante la Guerra Fría. En su apogeo, alrededor de 200 personas trabajaban allí bajo estricta confidencialidad, con acceso a servicios como una cantina y un bar. El sitio fue finalmente abandonado en los años 80 y vendido en 2023 al grupo liderado por Murray, que ahora busca revivir su historia y abrirlo al público para 2028.
El proyecto incluirá la reubicación del Museo de Inteligencia Militar de Gran Bretaña, actualmente en una base militar de difícil acceso, y un memorial para las más de 40,000 víctimas civiles de los bombardeos alemanes. “No está dirigido solo a personas interesadas en temas militares”, señaló Alistair, presidente del museo, destacando que uno de los temas centrales será la habilidad de distinguir entre la verdad y la mentira, una cuestión de gran relevancia contemporánea.
Los visitantes ingresarán a través de una discreta puerta en un callejón y recorrerán túneles oscuros con muros de concreto reforzado, equipos originales de telecomunicaciones, una antigua cocina y un bar con decoración de los años 60. Vestigios como grafitis, un disfraz de oso y un juego de bolos abandonado relatan décadas de abandono y exploraciones urbanas clandestinas. Se espera que el lugar reciba hasta 4.2 millones de turistas al año. “Si lo que hay dentro es aún mejor que la historia, vas a decir: ‘Oh, eso es fantástico’”, concluyó Murray.