26°

Ciudad Juárez, Chih. México
18 de julio 2025

Dirección: Héctor Javier Mendoza Zubiate

La ciudad que Cruz no puede controlar

Ciudad Juárez vivió una masacre sin precedentes en menos de 36 horas: 22 personas asesinadas a plena luz del día, en distintos puntos de la ciudad, sin coordinación aparente, pero con una señal inequívoca: la impunidad sigue reinando. ¿La causa oficial? Una supuesta “guerra por la venta de cristal”. Pero lo que realmente está ocurriendo es una guerra contra la vida misma, contra la paz pública, contra cualquier intento de hacer de Juárez un lugar vivible.

Este baño de sangre no puede seguir maquillándose como un ajuste entre criminales o una “situación focalizada”. Cuando 22 personas mueren en un día y medio, el mensaje no es de enfrentamiento entre grupos: es de ausencia total de autoridad, de estrategia, de capacidad de contención. Y ante esto, el alcalde Cruz Pérez Cuéllar no solo está rebasado, está ausente del discurso real. Se limita a repetir lo que le dicen sus asesores y se refugia en ruedas de prensa que intentan maquillar lo evidente: Juárez está en emergencia.

Sí, el alcalde salió a declarar —como si eso resolviera algo— que los homicidios están relacionados con el narcomenudeo y que ya hay detenidos. Pero esas detenciones no resucitan a nadie. Y mientras no se desmantele la red de protección institucional, corrupción e impunidad que sostiene este infierno, los muertos seguirán sumándose.

Los homicidios vinculados al narcomenudeo ya tienen detenidos, pero eso no devolverá la vida a las 22 personas asesinadas. Tampoco limpiará la sangre de las banquetas. Menos aún consolará a una población que ya no sabe si salir a trabajar es más peligroso que quedarse en casa.

Mientras la sangre corre por las calles, otro tipo de tragedias también golpean la ciudad. En plena ola de calor, una trabajadora del IMSS dejó a su hijo encerrado en el coche. No es solo una historia aislada ni un error de juicio, es un reflejo de una ciudadanía agotada, al límite, desbordada por la violencia, el estrés, la precariedad y la falta de acompañamiento institucional.

La ola de calor no es cualquier cosa: excede los 40 grados centígrados y puede costar vidas si no se toman precauciones. Evitar salir en las horas más intensas de sol, hidratarse, vestir ropa ligera, proteger a niños y adultos mayores, no dejar a nadie en los autos ni siquiera por “un par de minutos”. Hoy más que nunca, el cuidado es colectivo, y si el gobierno no está haciendo su parte, nos toca a los ciudadanos cuidarnos entre nosotros.


Epílogo: La ciudad hierve

Entre el calor asfixiante y la violencia desbocada, Juárez vive sus días más críticos. Veintidós muertos en menos de dos días deberían ser el llamado de atención definitivo, pero en esta ciudad, hasta las tragedias se normalizan. Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire:
¿Cuántos cadáveres más necesitamos para que declaren emergencia real?
¿Cuántos muertos más necesita Cruz Pérez Cuéllar para dejar de hablar en diminutivos?
¿Cuántos cadáveres deben apilarse en el Semefo para que alguien en la administración municipal reconozca que lo que vivimos no es normal ni controlado, sino una emergencia humanitaria, social y política?

Juárez está sangrando, sudando y colapsando. Y mientras tanto, nos siguen vendiendo boletos para el show del informe de gobierno en el Estadio 8 de Diciembre.

No mamar.

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