En la incansable frontera de Ciudad Juárez, donde el optimismo es tan frágil como una llanta ponchada, hoy nos traen un trĂo de esfuerzos que, aunque tambaleantes, muestran que alguien está intentando mover el barco. Entre un engomado ecolĂłgico que da un respiro a los conductores, 50 mil autos atrapados en la burocracia del Repuve y promesas de empleos que suenan más a deseo que a realidad, Juárez nos regala una dosis de esperanza con sabor a “vamos a ver si es cierto”.
Primero, una palmada en la espalda para el municipio que, en un arranque de compasiĂłn –o de sentido comĂşn–, extendiĂł el plazo para tramitar el engomado ecolĂłgico hasta el 1 de octubre. Con filas de hasta 100 vehĂculos y tiempos de espera de cuatro horas, los juarenses han demostrado que, cuando se trata de evitar multas de 2,262 a 3,394 pesos, no hay flojera que valga. Desde el fin de semana, 10 mil conductores se lanzaron a los centros de verificaciĂłn, y en lo que va del año, 55 mil ya tienen su sticker verde, segĂşn CĂ©sar DĂaz, el jefe de EcologĂa.
La meta es llegar a 250 mil para recaudar 5 millones de pesos que, dicen, irán a reforestar El Chamizal. ¡QuĂ© noble causa! Claro, los centros de verificaciĂłn, operados por concesionarios que abren y cierran cuando les da la gana, no ayudan mucho. Pero esta ampliaciĂłn del plazo es un guiño a los ciudadanos que están haciendo su parte, aunque sea a regañadientes. Si el municipio logra que los centros funcionen sin colapsar y el dinero realmente llega al parque, podrĂamos tener un Juárez un poquito más verde. Por ahora, a seguir formando filas con la fe de que no nos multen antes de octubre.
En el mismo carril vehicular, pero en una carretera mucho más accidentada, están los 50 mil autos “chuecos” atrapados en el Registro PĂşblico Vehicular (Repuve). Los propietarios de estos vehĂculos, regularizados bajo un decreto federal, no pueden obtener placas ni hologramas porque el sistema está más atorado que el tráfico en hora pico. Fidel Villanueva, de Anapromex, denuncia que el trámite lleva un año empantanado, dejando a miles de juarenses en un limbo burocrático donde ni el engomado ecolĂłgico pueden sacar.
Pero, ¡ánimo! La buena noticia es que hay asociaciones como Anapromex peleando por los conductores, exigiendo que el gobierno federal agilice el proceso. Si las autoridades se ponen las pilas y desatoran el Repuve, esos 50 mil autos podrĂan circular legalmente, dando un respiro a familias que dependen de sus carros para trabajar. Es un dolor de cabeza, sĂ, pero la presiĂłn ciudadana podrĂa ser el empujĂłn que Juárez necesita para que la burocracia no gane esta carrera.
Y para cerrar, una nota que suena a mĂşsica celestial, pero con un dejo de escepticismo: la SecretarĂa de Desarrollo EconĂłmico estatal asegura que está “trabajando para fortalecer empleos” y que “quisiera que el muro no estuviera”. ¡QuĂ© poĂ©tico!
La titular de la dependencia, MarĂa AngĂ©lica Granados, promete que Chihuahua está atrayendo inversiĂłn extranjera para diversificar la economĂa y no depender tanto de las maquilas que, por cierto, se están yendo por “altos salarios”. En una ciudad que perdiĂł 850 empleos maquiladores en julio, estas palabras son un bálsamo, pero tambiĂ©n un “veremos”. La esperanza está en que estas promesas no se queden en discursos de campaña, como los del alcalde que jura que todo está “bajo control”.
Si el estado logra traer empresas de tecnologĂa o energĂas renovables, Juárez podrĂa dejar de ser el patio trasero de las maquilas y convertirse en un polo de desarrollo. Por ahora, el esfuerzo de Granados y su equipo es un punto a favor, un recordatorio de que alguien está pensando en el futuro, aunque el muro –y los aranceles de Trump– sigan siendo un dolor de cabeza. Juárez, hoy te miramos con un optimismo cauto.