En la UACJ, donde conseguir transporte digno es más difícil que entender un horario de clases sin errores, y donde los profesores de tiempo completo son una especie en peligro de extinción, las prioridades están más claras que nunca: lo académico puede esperar, porque lo urgente es… ¡un concierto de Alejandro Fernández! Con un presupuesto nada modesto de 26 millones de pesos, el rector Daniel Constandse Cortez ha decidido que la mejor inversión para una universidad pública es un show del Potrillo. Por fin, una solución científica al abandono institucional: cantar para olvidar.
Mientras los salones se caen a pedazos y las aulas se llenan más de alumnos que de recursos, la comunidad universitaria podrá consolarse coreando “Me dediqué a perderte” —tema que, curiosamente, podría describir la relación del rector con las necesidades básicas de la educación superior. La ciencia y la investigación tendrán que seguir esperando, pero al menos los estudiantes podrán presumir que vieron a Alejandro Fernández… si es que logran conseguir boleto, claro, porque ni eso está garantizado.
Así que, en coherencia con la nueva filosofía institucional, proponemos un pequeño ajuste al lema universitario: “Por una vida científica… pero con mariachi”. Porque si algo ha quedado claro, es que en la UACJ no se prioriza el conocimiento, sino el espectáculo. Total, siempre se puede aprender física cuántica con una balada de fondo. ¿No?