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Ciudad Juárez, Chih. México
2 de octubre 2025

Dirección: Héctor Javier Mendoza Zubiate

AquĂ­, donde preferimos la narrativa al resultado.

En Ciudad Juárez, donde el bolsillo ciudadano es un campo de batalla y las promesas políticas suenan como ecos en el desierto, el panorama de hoy nos sirve un cóctel de ironías fiscales, judiciales y financieras. En esta frontera, donde la realidad siempre lleva ventaja, las noticias nos recuerdan que los políticos son mejores para prometer futuros dorados que para resolver los problemas del presente.

Empecemos con el golpe al bolsillo que llega desde la Ciudad de México: el Paquete Económico 2026, presentado por la Secretaría de Hacienda, trae un aumento del 4.5% al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para refrescos, tabaco, casinos y, por primera vez, videojuegos violentos. A partir de enero, los refrescos costarán 1.64 pesos más por litro, los cigarros 0.45 centavos por unidad, y los videojuegos enfrentarán un nuevo gravamen que Hacienda justifica como “impuestos saludables” para desincentivar consumos nocivos y financiar salud y medioambiente.

¡Qué noble intención! Pero analíticamente, esto es un puñetazo a la clase media y baja, que en Juárez ya lidia con un costo de vida que sube como la gasolina (6.45 pesos por litro para Magna, 28 centavos más). En una ciudad donde el 63.7% ve la inseguridad como su mayor preocupación y el salario mínimo de la Zona Libre de la Frontera Norte apenas alcanza 419.88 pesos diarios, estos impuestos no “salvan” salud; exprimen bolsillos.

Gobierno, si quieren salud pública, inviertan en hospitales, no en gravar el refresco que acompaña el taco. Mientras el gobierno presume un PIB que crecerá hasta 2.8% en 2026, los juarenses pagaremos más por un cigarro para calmar los nervios de sortear casi 100 ejecuciones en agosto o 18 horas mensuales en el tráfico.

Y los videojuegos, ¿en serio? En una frontera donde los cárteles son la verdadera violencia, gravar Call of Duty parece un chiste malo. ¿No sería mejor usar esos 713,844 millones que espera recaudar el IEPS en reforzar la Guardia Nacional o tapar los baches de Cuatro Siglos?

Cambiando de carril al desastre judicial, los nuevos jueces electos por voto popular –ese experimento histórico que arrancó el 1 de septiembre– no iniciaron labores como estaba previsto. De los 881 cargos federales renovados, incluyendo 9 ministros de la Suprema Corte, 464 magistrados y 386 jueces de distrito, muchos brillaron por su ausencia, incumpliendo la orden presidencial de arrancar de inmediato.

¿La razón? Una “curva de aprendizaje” que parece más un precipicio, con retrasos en capacitación, asignaciones y hasta oficinas. En Chihuahua, donde se eligieron jueces locales, el escenario es igual de caótico: los nuevos magistrados, con periodos de 8 a 12 años, enfrentan una pila de 80 mil asuntos pendientes en Juárez, desde casos de narco hasta disputas de PyMEs.

Lo dicho, esto no es una reforma; es un cambio cosmético que amenaza con colapsar un sistema ya de por sí frágil. Si las autoridades querían un Poder Judicial “del pueblo”, aseguren que los jueces estén listos antes de sentarlos en la silla. Porque qué maravilla: mientras Sheinbaum celebra en su informe la “democratización” judicial, Juárez espera justicia con la misma paciencia que usamos en las filas del engomado ecológico.

Tenemos un Poder Judicial que nace en las urnas, pero se estanca en la burocracia, dejando a víctimas de trata, desapariciones y extorsiones en un limbo que huele a impunidad. ¿Justicia popular? Más bien un reality show sin estreno.

Y para cerrar con un toque de fanfarria triunfalista, la gobernadora Maru Campos se colgó la medalla al anunciar que Chihuahua “le dio la vuelta a la deuda”. Con 8 mil millones de pesos pagados desde 2021, la deuda estatal pasó de 48 mil a 40 mil millones, un logro que Campos vende como prueba de “finanzas sanas” y que permitió invertir en el aeropuerto de Juárez y obra pública. ¡Bravo, gobernadora!

Pero este “triunfo” es relativo: el estado sigue endeudado. Maru, si la deuda está “domada”, que se note en más patrullas, menos baches y apoyo real a PyMEs que podrían aprovechar el boom exportador del 6.5% a EU. Campos presume que ya podemos levantar la cabeza, pero en la frontera, la salud mental y la seguridad están en terapia intensiva.

En esta frontera, el sarcasmo es nuestro refugio, pero la realidad nos pide hechos. ¿Cuándo dejarán de vendernos futuros y empezarán a arreglar el presente? Se presume que se cuida la salud, pero se exprime el bolsillo. Se presume que hay justicia, pero los jueces se niegan a impartirla. Se presume que se le dio la vuelta a la deuda, pero en realidad solo se maquilló.

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