¡Ya estamos hartos!
Hartos de ver cómo las cifras de suicidios en Chihuahua crecen año con año, mientras las autoridades se limitan a dar conferencias y organizar campañas que no alcanzan a frenar una tragedia silenciosa.
Trescientas sesenta personas han decidido poner fin a su vida en lo que va de 2025. Detrás de cada número hay un rostro, una familia destruida, un futuro que se extinguió sin que nadie pudiera —o quisiera— tender una mano a tiempo.
¡Ya estamos hartos!
No basta con listones amarillos en septiembre ni con líneas de emergencia que pocos conocen o se atreven a usar. La desatención a la salud mental es un grito que no hemos querido escuchar y que hoy golpea especialmente a nuestros jóvenes, esos que, en lugar de esperanza, encuentran soledad, desesperación y abandono.
¡Ya estamos hartos!
De que la vida de nuestros hijos, hermanos y vecinos se pierda en medio de la indiferencia.
La prevención no puede seguir siendo un discurso vacío, tiene que convertirse en una política de Estado. Porque cada suicidio es un fracaso colectivo. Porque no queremos más estadísticas, queremos vidas salvadas.
¡Ya estamos hartos!
