39°

Ciudad Juárez, Chih. México
domingo 08 de junio del 2025.

Dirección: Héctor Javier Mendoza Zubiate

Se llega el día cero en las elecciones del poder judicial

En un país donde todos opinamos sobre la justicia pero pocos la entendemos, esta elección judicial debería haber sido una oportunidad histórica para acercar el poder judicial a la ciudadanía. En vez de eso, se estima que terminará convertida en un desfile opaco, mal comunicado y peligrosamente manipulado por intereses que no buscan justicia, sino sumisión.

Durante semanas, los nombres de quienes aspiran a jueces, magistrados y ministros circularon como fantasmas entre listas oficiales que nadie leyó y perfiles profesionales que nadie conoció. ¿Quiénes son? ¿Qué han hecho? ¿Cómo piensan? ¿Qué defienden? Para la mayoría, da lo mismo. No porque no importe, sino porque nunca se les dio una oportunidad real de saberlo.

En lugar de abrir el debate, de organizar foros públicos o discusiones sustantivas, el proceso se llenó de siglas, sigilos y simulaciones. Y en el vacío que dejó la autoridad, entraron los de siempre: partidos políticos, sindicatos, cámaras y cualquier otro poder fáctico disfrazado de “organizaciones civiles” que repartieron listas, acordaron nombres, diseñaron “acordeones” y presionaron a su gente a votar en bloque. Vaya paradoja: se supone que deberemos elegir perfiles independientes, pero todo indica que lo haremos al ritmo que marcaron los mismos caciques de siempre.

La elección judicial terminará siendo un menú prefabricado donde el ciudadano solo podrá marcar lo que otros ya habían cocinado. Y, como es de esperarse, esto no motivará a nadie. La presidenta Sheinbaum mencionó una participación del 5 %, el Instituto Nacional Electoral, de entre 15 y 20 %, y el Instituto Estatal Electoral, si mucho, un 10 %. Las cifras de posible participación van y vienen; ya veremos al final del día cómo estuvo la participación real. El desinterés se percibe brutal. La participación, bajísima. Y con razón: si no puedes entender por quién votas, si no sientes que tu elección hará diferencia, ¿para qué molestarse en salir?

Este ejercicio no acercó la justicia a la gente. La volvió más lejana. Más técnica, más cerrada, más ajena. Porque no basta con poner nombres en una boleta y decir que se democratiza el poder. Hacer justicia no es llenar urnas. Es llenar de contenido las decisiones. Y hoy, lo que queda es una legitimidad coja, donde los elegidos cargan con la sombra de la indiferencia y la sospecha.

Si esto fue el primer intento, urge repensarlo todo. Porque la justicia, para ser justa, necesita primero ser transparente. Y, sobre todo, entendida por todos.

Una ciudadanía desmovilizada, decepcionada y saturada de promesas vacías es lo que dejan estas campañas. Pero el voto sigue siendo nuestra herramienta más poderosa, incluso cuando parezca oxidada. No se trata de endiosar boletas ni romantizar urnas. Se trata de no cederles todo el poder a los mismos de siempre por omisión o apatía.

Hoy, probablemente, el silencio no será neutral. Será un grito ensordecedor de una elección que gritaron desde el poder que era lo que el pueblo quería… Hoy se verá si realmente es así.

Compartir
Facebook
Twitter
WhatsApp