Teherán ha lanzado una advertencia que sacude los cimientos del comercio energético global: el Parlamento iraní votó a favor de cerrar el Estrecho de Ormuz , una de las rutas marítimas más estratégicas del planeta, en respuesta a los recientes bombardeos sobre su territorio atribuidos a Estados Unidos e Israel.
Después de la aprobación del cierre en el parlamento es el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán el que debe tomar la decisión final sobre el cierre del Estrecho de Ormuz. Este es un paso estrecho —apenas unos 50 kilómetros de ancho— que separa Irán de Omán y conecta el golfo Pérsico con el mar Arábigo.
Por sus aguas circula diariamente alrededor del 20 por ciento del petróleo consumido en el mundo , proveniente principalmente de Arabia Saudita, Irak, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Qatar.
El cierre del estrecho podría disparar los precios mundiales del petróleo, hacer descarrilar la economía mundial y provocar un conflicto casi seguro con la Quinta Flota de la Armada estadounidense , con base en el Golfo y encargada de mantenerlo abierto.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, pidió el domingo a China que anime a Irán a no cerrar el estrecho de Ormuz. Rubio dijo que una medida para cerrar el estrecho sería una escalada masiva que merecería una respuesta de Estados Unidos y otros países.
En los últimos años, la Guardia Revolucionaria ha desarrollado capacidades militares para bloquear el paso con rapidez, mediante minas navales, misiles antibuque, drones y embarcaciones rápidas. A pesar de que el país no ha cerrado físicamente el paso desde la guerra Irán-Irak en los años 80, ha ejercido maniobras disuasorias, incluyendo la incautación de buques petroleros.
