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Ciudad Juárez, Chih. México
2 de octubre 2025

Dirección: Héctor Javier Mendoza Zubiate

Informes: la pasarela del futuro

Ayer tocó turno al alcalde Cruz Pérez Cuéllar de rendir su informe de gobierno. Un ejercicio que, en teoría, debería servir para que la ciudadanía conociera con lupa los avances, pendientes y retos de la administración municipal. En la práctica, los informes en México terminan siendo otra cosa: una pasarela política donde se habla más del mañana electoral que del ayer administrativo.

Cruz no fue la excepción. Entre frases de manual como “lo mejor está por venir” y la promesa de que “el cambio sigue”, el mensaje se sintió más como precampaña que como rendición de cuentas. Claro, se enlistaron acciones, se presumieron programas y se intentó poner sobre la mesa que el municipio ha sabido navegar en tiempos difíciles. Pero al final del día, el énfasis no estuvo en el presente tangible, sino en el futuro deseado.

Y aquí vale la pena hacer un alto: ¿en qué momento el informe de gobierno se convirtió en un trampolín? Porque mientras el alcalde despliega discursos de grandeza y aspiraciones, la ciudadanía sigue preguntándose lo básico: ¿dónde están los resultados palpables en seguridad?, ¿qué pasa con el rezago de baches?, ¿qué avances reales hay en movilidad, transporte e infraestructura? Lo cierto es que, más allá del discurso, Juárez no ha dejado de aparecer en las listas rojas de inseguridad, el tráfico sigue siendo un viacrucis diario y los servicios públicos no terminan de levantar cabeza.

Señor alcalde, los ciudadanos no queremos un informe que “abarque todo” en palabras; queremos resultados que se vean en las calles, no en los titulares. Sarcásticamente, es conmovedor ver tanto entusiasmo por el futuro cuando el presente nos tiene esquivando balas, baches y filas para el engomado ecológico. Cruz, como todo político en su informe, dedicó más tiempo a pintar un Juárez utópico que a explicar por qué la extorsión repuntó en julio o por qué 160 extranjeros siguen desaparecidos. ¿Rendición de cuentas? Más bien un tráiler de su próxima campaña.

La cargada política tampoco faltó. Diputados, senadores y aspirantes de todos los colores estuvieron presentes, no para evaluar con seriedad el trabajo municipal, sino para dejarse ver en el escenario y empezar a mover sus propias piezas rumbo a 2027. Ya lo dijo alguien con ironía en redes sociales: “los informes de gobierno no informan, anuncian”.

No se trata de quitarle mérito a lo que sí se ha hecho —porque lo hay—, sino de subrayar la incongruencia de un formato que se ha vuelto ritual vacío. Los políticos hablan de transformaciones históricas y mejores tiempos por venir, mientras la ciudadanía sigue atrapada en los mismos problemas de hace décadas. El informe, más que un espejo de la gestión, se convierte en una vitrina para alimentar egos y abrir camino a candidaturas.

Lo que el alcalde parece olvidar —y no es el único— es que el ciudadano ya no traga entero. La gente ve, compara, contrasta y, sobre todo, recuerda. Y si el presente no se atiende con seriedad, los discursos sobre el futuro se quedan en eso: frases bonitas que no tapan baches, no detienen homicidios ni mejoran el transporte.

En resumen: sí hubo informe, pero la pregunta es, ¿qué nos informó? De su presente, poco; de su futuro, mucho. Y esa es, tristemente, la constante de la política mexicana: informes que no rinden cuentas, sino que adelantan campañas.

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