En Ciudad Juárez, donde la política local se mueve entre el eco de elecciones perdidas y el rugido apagado de un PAN que parece más un susurro, el 21 de septiembre de 2025 marcó un hito que, en teoría, debería infundir vida a un partido que ha pasado lustros en la sombra.
Ulises Pacheco Rodríguez fue ratificado como nuevo presidente del Comité Directivo Municipal del PAN, en una elección interna que reunió a militantes locales en un acto de unidad que, francamente, necesita más fuego que aplausos. Con Pacheco al frente por los próximos tres años, el partido en Juárez –que solo cuenta con una diputada local en el Congreso de Chihuahua y una estructura tan raquítica como un cactus en sequía– enfrenta un arduo camino para recuperar terreno en una frontera dominada por Morena.
El PAN no gana una elección local en Juárez desde hace décadas: la última alcaldía fue en 2002, encabezada por Jesús Alfredo Delgado Muñoz. En diputaciones locales, apenas conservan una en el Distrito V. Este relevo no es un milagro; es un desafío titánico que exige más que ratificaciones.
La elección, convocada el 22 de agosto como parte de la renovación estatal, transcurrió sin sobresaltos, con Pacheco como único contendiente principal. La asamblea ratificó su liderazgo para el periodo 2025-2028. Al evento asistieron figuras clave como la gobernadora María Eugenia Campos, Sergio Nevárez (director de la JMAS), Daniela Álvarez (presidenta estatal del PAN) y Xóchitl Contreras (diputada local). Con una asistencia estimada en 200-300 personas, el acto subrayó la “unidad partidista” rumbo a 2027, pero el eco fue más de supervivencia que de triunfo.
El PAN en Juárez es un gigante dormido: desde que perdió la alcaldía en 2004 frente al PRI, tras cuatro trienios en el poder, ha navegado entre coaliciones fallidas y derrotas estrepitosas. La militancia envejecida, comités seccionales desdibujados y un respaldo ciudadano que no supera el 15% en encuestas recientes dibujan un panorama desolador.
Mientras Morena arrasa con alcaldías y diputaciones, Pacheco recibe la estafeta de un partido que necesita más que fotos con la gobernadora. El reto es monumental: reconstruir la base, reclutar jóvenes, aliarse con empresarios, digitalizar campañas y ofrecer un discurso de seguridad y desarrollo real.
Juárez clama por un PAN que luche, no que sobreviva. En esta frontera, donde las ratificaciones saben a espejismos, la verdadera batalla será conquistar el corazón de una ciudad cansada de promesas incumplidas.
